El zafiro azul: Parte 1

Published Apr 22, 2011, 5:35:59 PM UTC | Last updated Jun 27, 2011, 3:21:52 AM | Total Chapters 11

Story Summary

Written on spanish. AU. SasuNaru, SaiGaara. Multicapítulos. Naruto siempre ha sentido que la falta de una familia propia era algo que lo hacía un ser incompleto. Gaara siempre había sentido que tener una, lo había vuelto un ser despreciable. El encuentro entre ambos les dará una nueva perspectiva.

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Chapter 1: Parte 1

Fandom: Naruto

Calificación: Mayores de 14 años.

Género: acción, yaoi, drama.

Declaración: el concepto y la idea original de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto.

Reseña: AU. SasuNaru, SaiGaara. Multicapítulos. Naruto siempre ha sentido que la falta de una familia propia era algo que lo hacía un ser incompleto. Gaara siempre había sentido que tener una, lo había vuelto un ser despreciable. El encuentro entre ambos les dará una nueva perspectiva.

Advertencias: En esta parte hay una pareja poco convencional, dura poco pero ayuda bastante a avanzar la trama que sigue.

 

 

El zafiro azul

parte 1

 

 

Era incómodo. La sola palabra no bastaba para expresar el grado de incomodidad que Naruto había logrado desarrollar en su vida diaria gracias a lo que todo ese tiempo había considerado una fuente de relajamiento e incondicional cariño: sus amigos. No solo era que Kiba, Shikamaru, Sakura y la misma Hinata, con todo lo tímida que era, se empeñaran en buscarle una pareja, hombre o mujer —aparentemente, no importaba—, para establecer una “relación duradera”, como usualmente decían; sino que ahora Sasuke también lo hiciera.

 

Y era más incómodo aun porque era justamente Sasuke Uchiha el que también lo estaba alentando a esto. Su ex Sasuke. Naruto no podía dejar de jalarse los cabellos cada vez que la situación se presentaba frente a sus narices y el estoico hombre comenzaba a comentarle sobre una mujer en particular que había considerado conveniente para él.

 

Sasuke y Naruto tenían toda una historia juntos que se remontaba a los días de la universidad. Se habían visto el primer día en el campus, hacía cuatro años antes. Se encontraron y estuvieron uno encima del otro en el acto, sin que el resto de sus amigos cercanos supiera con exactitud qué demonios era lo que se les había metido en el cuerpo. Luego, con la mente más despejada y analizando la situación con frialdad habían concordado en que simplemente había algo en el otro que los atrajo momentáneamente (duró menos de unos meses, después de todo), pero en todos los demás aspectos de su relación a excepción del sexo siempre acababan peleando. Y por lo tanto decidieron terminar.

 

Para Naruto era algo nuevo, descubrir la amistad en un sujeto con el que se había acostado. Era la primera vez en toda su vida que terminaba una relación y podía seguir siendo amigo con dicha persona. Claro que le daba todo el mérito de aquello a Sasuke y a lo testarudo que se había puesto al respecto en el momento adecuado. Era un tipo muy maduro para tener los 20 años que tenían por ese entonces. Pero se lo agradecía de todo corazón. Con el tiempo Sasuke se había vuelto su mejor amigo.

 

Después de la universidad, la cual, como el rubio sospechaba, tuvo que hacer una verdadera lucha consigo mismo para terminar relativamente bien, Naruto encontró trabajo como asistente de un novelista.

 

Su jefe, Jiraiya, era un viejo pervertido, según las exactas palabras de Naruto, pero además un tipo muy tratable y lleno de conocimientos algunas veces sorprendentes. Dejando de lado las cosas morbosas de las que le gustaba hablar, claro. El lado oscuro del trabajo era que Naruto tenía que además ayudar a editar los libros eróticos que el viejo publicaba bajo otro seudónimo. Pero dejando eso aparte, era alguien muy agradable y amigable con las personas, especialmente con Naruto, a quien había llegado a apreciar de verdad y por lo tanto obtenido su confianza.

 

Sakura, por supuesto, había seguido en la universidad más tiempo, estudiando medicina, y estaba por terminar su internado en el hospital de la ciudad. Tenía una capacidad enorme para sacar tiempo de las pocas horas que le quedaban al día después de trabajar para pasarla al lado de sus amigos.

 

Kiba había decidido seguir atendiendo el negocio de su familia después que su hermana mayor se casara y mudara a otro lugar con su esposo. Su novia, Hinata, era la heredera de los Hyuuga, uno de los clanes más influyentes de Tokio; por lo que en cuanto acabó la universidad su padre la obligó a tomar el cargo de una de sus compañías. Al principio le fue muy mal, pero después de un tiempo su padre envió a su primo Neji para asesorarla y desde entonces la tímida Hinata parecía un poco menos preocupada todo el tiempo.

 

Shikamaru había conseguido un trabajo para el gobierno; según sus propias palabras, un aburrido trabajo que lo tenía durmiendo la mayor parte del tiempo. Naruto se preguntaba si eso no le causaría problemas, pero al parecer su jefe estaba más que encantado con él y el holgazán siempre estaba quejándose de sobrecarga laboral.

 

Por su parte, Sasuke era el jefe de una de las compañías de su clan. El clan Uchiha era más importante incluso que el Hyuuga en el mundo de los negocios y corría el rumor que un miembro de dicho clan tendría siempre las puertas abiertas en cualquier parte del mundo. Aunque casi no tenía tiempo para salir a hacer vida social con sus amigos debido a sus múltiples responsabilidades, siempre mantenía una comunicación perenne con Naruto por teléfono. Y cada que podía se escapaba de su ocupada agenda para ir a verlo y robarle unas horas su sofá mientras su amigo lo ponía al día con las novedades propias y las del resto del grupo.

 

Su vida, como un todo, estaba bastante equilibrada según sus propios estándares, y Naruto no deseaba nada más que las cosas permanecieran de la forma en que estaban en ese momento.

 

Fue Hinata la primera en darse cuenta —Naruto nunca había extrañado tanto su silencio habitual como esa noche— que Naruto no había tenido una cita con alma alguna desde que dejaran sus días de escuela. Ocurrió una noche mientras cenaban todos juntos, lo cual no hizo más que empeorar las cosas.

 

El rubio lo negó. Seguro, Naruto había tenido citas ocasionales de vez en cuando, la mayoría con mujeres, pero nunca nada serio había salido de eso. Hinata seguía saliendo con Kiba desde que estudiaban juntos en la universidad y el resto de amigos solo esperaba el aviso de su compromiso de un momento al otro. Shikamaru tenía a Shiho, una secretaria en el ministerio donde trabajaba y ya llevaban saliendo seis meses. Sakura decía que buscaría a alguien cuando terminara su carrera ya que en ese momento solo le complicaría las cosas. Ino y Neji se habían conocido por medio de Hinata y desde entonces tenían algo no muy declarado abiertamente entre ellos. Incluso Sasuke salía regularmente con algunas mujeres con las que tenía negocios, decía que era parte de su trabajo también y que tener una relación estable en esos momentos solo le causaría problemas. El único que parecía llevar una vida de abstinencia absoluta era Naruto.

 

En vano trató de disuadir a sus amigos de que simplemente no se había presentado la ocasión hasta el momento, que en realidad eso no le preocupaba en lo absoluto por ahora o que su trabajo lo tenía tan atareado que no tenía tiempo para nada más (todas excusas que fue inventando en el camino y que fallaron miserablemente). Sakura y Hinata decidieron hacer turnos para buscarle una pareja a su descuidado amigo.

 

Al principio, Naruto pensó que no podría ser tan malo. Era verdad, no había salido en mucho tiempo y aunque no lo había extrañado, tampoco era como si la idea de tener a alguien con quien pasar el tiempo le molestara demasiado.

 

Pero cuando los prospectos de citas arribaron se dio cuenta que había sido muy optimista al respecto. Naruto no tenía idea de dónde sacaban Sakura y Hinata a esas mujeres, o si era un complot secreto para aterrarlo contra todo su género y volverlo monje. Pero lo que sí sabía era que estaba en un gran aprieto.

 

Trató de pedir ayuda a Shikamaru y a Kiba pero todo se le fue en contra. Kiba sacó la brillante conclusión que quizá lo que él necesitaba no era una mujer, sino un hombre. Después de todo había estado saliendo con Sasuke antes de eso, y trató de emparejarlo con unos cuantos. Hinata y Sakura se enteraron de esto y comenzaron a incluir hombres en sus planes de cita, lo cual puso incluso más incómodo de lo que suponía podía llegar a ponerse a Naruto. Shikamaru no parecía muy interesado en el tema y simplemente le respondía que intentara salir más.

 

Su última esperanza fue Sasuke. Era un bastardo pero era su mejor amigo, seguramente él lo protegería. ¡Grave error! El Uchiha no hizo más que aumentar sus problemas agregando más mujeres a la lista de personas que esperaban salir con Naruto. Y encima indicándole a las que le dejaban hacer más cosas en la primera cita que las del resto.

 

Después de un par de semanas viviendo de esta forma, Jiraiya vió cómo su asistente comenzaba a mostrar signos de decaimiento y cansancio, un gran contraste con su energético y alegre exterior de todos los días. Cuando finalmente le preguntó qué era lo que le ocurría  —quizá estaba enfermo y Jiraiya quería enviarlo a casa—, Naruto que hasta ese momento no había tenido más momentos de paz que los que tenía cuando estaba trabajando, trató de disuadirlo por todos los medios que no lo enviara a casa y al final tuvo que contarle su patética situación. Inútil decirlo, pero el viejo pervertido se rió...

 

—No es nada gracioso.

 

Jiraiya a duras penas calmaba sus carcajadas. Y más aun cuando su querido pupilo le aseguró que se volvería monje al final de toda esa experiencia.

 

—Sabes que te librarías de toda esa persecución si tan solo eligieras a uno de los que ellos te presentan —le dijo una vez que sus risas hubieran cedido lo suficiente como para dejarlo hablar con normalidad otra vez.

 

Naruto lanzó un suspiro mientras terminaba de corregir la última oración en el párrafo que leía.

 

—Ya te lo dije. Todos son extraños, con manías escalofriantes...

 

Jiraiya posó una de sus manos en la cabeza de su asistente.

 

—Si tan solo no te concentraras en sus defectos. No tiene que ser la persona definitiva en ese momento. Solo alguien con quien intentes que las cosas funcionen. Tú tampoco eres perfecto, después de todo.

 

Naruto entrecerró los ojos. Obviamente sabía que él no era perfecto. ¿Pero era mucho pedir una persona que no se le pegara tanto todo el día, que no le tuviera miedo a la comida y que no se estuviera viendo a cada momento en toda superficie que pudiera reflejarlo? Seguramente, no. Pero Naruto siguió escuchando a Jiraiya.

 

—Además, aunque no funcione. Si te metes con alguien, digamos... unas dos semanas, estoy seguro que tus amigos se calmarían un poco. Solo están preocupados por ti, ¿sabes?

 

Naruto bajó la mirada ante esto. Sus amigos realmente eran todo lo que tenía en el mundo. Siendo huérfano y sin saber con seguridad quiénes eran sus padres o si tenía un familiar con vida en el mundo, había sido criado en instituciones del Estado toda su vida. Nunca había comprendido lo que era tener un hogar de verdad y tener a personas que le pertenecieran como miembros de su familia. Era claro que sus amigos también lo comprendían y hacían todo eso para evitar que Naruto terminara solo y para evitar hábitos que lo dirigieran a tal final. En realidad, debería estar agradecido por ello.

 

Cuando puso pie en su recibidor esa noche, apenas tuvo tiempo de colgar su sobretodo en el perchero de la puerta —había estado lloviendo afuera— cuando el teléfono comenzó a repiquetear. Su departamento estaba ubicado en un edificio antiguo cercano al centro de la ciudad. Específicamente en el cuarto piso y no tenía ascensores, por lo cual pagaba una renta relativamente barata. Solo tenía cuatro ambientes: una sala, una cocina, un baño y un dormitorio, pero era lo suficiente para él, ya que todos estos espacios eran amplios.

 

Naruto corrió al teléfono y llegó a tiempo de que acabara la tercera timbrada.

 

—Aló.

 

—¡Naruto! —la voz de Kiba a través de la línea telefónica, Naruto sonrió para sí mismo.

 

—Hey.

 

—¿Qué vas a hacer esta noche?

 

Antes, esa pregunta presagiaba una noche de cervezas y juegos con su amigo y era por lo tanto bien recibida. Pero últimamente presagiaba otra cosa más, así que Naruto respondió con cautela.

 

—Umm, no había planeado nada... todavía.

 

—¡Perfecto! Te encontré una cita para esta noche. Prepárate para salir, te iremos a recoger en media hora.

 

Antes que Naruto tuviera tiempo de contestar, Kiba ya había colgado el teléfono. Además era inútil cualquier cosa que le dijera, Kiba no se quedaría tranquilo hasta que Naruto se estableciera con alguien. Jiraiya tenía razón.

 

Un poco desganado, Naruto decidió que esa sería la última de sus citas. Sea quien fuera, saldría con esa persona unas dos semanas y luego rompería con ella. Esperaba que con eso por fin se quitaría de la espalda a todo su grupo de amigos casamenteros.

 

-…-

 

Había terminado de vestirse después de darse un duchazo cuando escuchó el timbre de la puerta. Se encaminó hacia ella pasando por la cocina y recogiendo su billetera y llaves que había dejado encima de la mesa.

 

El hombre que acompañaba a Kiba tenía una sonrisa amplia en los labios y lo observaba con una expresión neutral a pesar de ella. Kiba los presentó y Naruto deseó por un momento no haberse decidido que sería con esta persona con quien saldría por dos semanas.

 

Kiba le explicó a Naruto que Hinata los estaba esperando en el auto y que él se adelantaría con ella, ya que Sai había traído su automóvil. Su amigo asintió torpemente y luego se encaminó escaleras abajo con el mencionado Sai.

 

—¿Eres escritor? —le preguntó después que Naruto terminara de cerrar la puerta de su departamento y ambos se pusieran en camino.

 

—¿Te lo dijo Kiba? —le repreguntó un poco molesto. Su amigo solía exagerar demasiado cuando describía a las personas—. Para nada. Soy un simple asistente de escritor.

 

—¿De un escritor? —le preguntó Sai aún interesado.

 

—Jiraiya Sannin —le respondió Naruto mientras llegaban finalmente al primer piso del edificio—. Publica algunos libros sobre filosofía y… umm, otras cosas.

 

—Lo he leído —le respondió Sai haciéndole un gesto con la cabeza para que lo siguiera. Su auto estaba estacionado una cuadra más abajo—. Entonces corriges libros.

 

Naruto se encogió de hombros. Sabía que no era el empleo más interesante del mundo pero él estaba muy contento con él. Tenía la oportunidad de leer a sus anchas y le gustaba la sensación de perderse en las historias que eran narradas desde que tenía memoria.

 

—¿A qué te dedicas? —le preguntó por fin, metiendo sus manos en los bolsillos de su abrigo, hacía frío esa noche.

 

—Soy pintor —le dijo Sai mientras sacaba las llaves de su auto y abría la puerta para él.

 

Era un Ford Edge gris que no parecía tener más de unos meses de uso. Naruto miró de soslayo a Sai mientras fingía mirar el interior del auto una vez que estuvo dentro. Un pintor que se permitiera conducir un auto de casi medio millón de dólares debía tener éxito. O al menos tener una herencia de millones que se lo permitiera. Aun así no tenía idea que Kiba conociera a ese tipo de personas. Además de la familia Hyuuga, claro estaba.

 

—¿Y cómo conociste a Kiba?

 

Sai por fin había entrado al auto y se estaba abrochando el cinturón de seguridad mientras lo encendía. La calefacción comenzó a funcionar inmediatamente y Naruto soltó un suspiro de satisfacción.

 

—Me ayudó en un aprieto con el gato de mi primo —le dijo Sai mientras se unía al tráfico—. Quién hubiera dicho que algunos gatos son alérgicos a los óleos sintéticos.

 

Naruto soltó un resoplido imaginando al pobre animal impregnado en pintura, por alguna razón magenta.

 

—Ya veo —le dijo de mejor humor.

 

Por fin estaba lo suficientemente cómodo para examinar mejor a su acompañante. Sai tenía un aire familiar que Naruto no terminaba de ubicar. Sus ojos negros eran rasgados y su cabello oscuro era largo en los lados de su rostro, enmarcándolo y dándole un aire un poco inocente. Aunque después de escuchar algunas de las bromas que Sai le hacía, Naruto se imaginaba que su mente no había tenido pensamientos inocentes al menos desde que tenía cinco años.

 

Cuando finalmente se estacionaron otra vez, Naruto vio la entrada del club al que solían ir para reunirse sus amigos y comenzó a pensar que no era una buena idea tener una primera cita con Sai rodeado de los ojos examinadores de su grupo de celestinos particular.

 

—Eh… ¿qué te parece si vamos a otro sitio? —le preguntó antes que Sai pudiera salir del auto.

 

Sai pareció un poco sorprendido por esto. Mas asintió al poco con la cabeza.

 

—De acuerdo, pero primero necesito devolverle a Kiba su teléfono. Me lo prestó para hacer una llamada hace un rato.

 

Naruto ladeó la cabeza al escuchar esto. Tendría que ingresar al menos un momento si hacían eso, no se vería bien que solo Sai entrara y Naruto no estuviera a su lado para saludar a sus propios amigos.

 

—Entremos un momento entonces. Pero nos iremos en quince minutos, máximo.

 

—Sí, señor —le respondió Sai haciendo un saludo al estilo militar con la mano en la cabeza. Naruto se rió un poco al verlo.

 

El club estaba tan atestado como siempre y Sai solo se hubiera perdido un buen rato de haber entrado solo. Naruto conocía dónde se acostumbraban agrupar sus amigos así que lo cogió de la mano y lo llevó hacia ese lugar abriéndose paso entre la gente. Al poco rato comenzó a sonrojarse un poco al sentir la mano de Sai apretando con fuerza la suya.

 

—Oye, estás tratando de enviarme un mensaje por apretones —le preguntó una vez que hubieran salido de en medio de la gente y tuvieron espacio suficiente para estar frente a frente.

 

—No, te lo aseguro —le respondió Sai sin soltarle la mano—. Simplemente estaba tratando de calentar mis manos. Siempre están frías y la tuya es cálida.

 

Naruto sonrió ante la excusa, esa había sido una línea de levante si había escuchado una. El tipo parecía extraño al principio, pero después de pasar un tiempo con él no estaba tan mal. Un poco menos tímido, tomó ambas manos de Sai entre las suyas y comenzó a frotárselas.

 

—Listo, si haces esto estarás bien.

 

El siguiente movimiento de Sai lo sorprendió. El pintor se inclinó hacia él y le depositó un pequeño beso en su mejilla.

 

—Gracias.

 

Tardó un poco en escuchar que los silbidos a sus espaldas llamaban su nombre y un poco más en reaccionar para volverse y enfrentar las miradas de sus amigos. Había olvidado por completo que estaban cerca ya.

 

—Naruto, qué bueno saber que finalmente tienes ojos para otras personas más que tus amigos. Pero, por favor, no olvides saludarnos cuando estamos parados frente a ti —le saludó Ino desde un lado de la mesa. Neji intentó detenerla tomando su mano, pero sabía que era inútil. Le pidió una disculpa a Naruto con la mirada.

 

Estaban todos reunidos. Hinata y Kiba sentados con el veterinario rodeándola del brazo. Sasuke con una chica que no conocía, seguramente una de sus citas arregladas. Shikamaru estaba parado ofreciéndole un trago a Shiho que lo saludaba con la mano excitadamente. Sakura estaba sentada al lado de Ino repitiendo más o menos lo que su amiga ya había dicho.

 

—Déjalo Ino, no ves que está deslumbrado por su acompañante —le dijo Sakura fingiendo darle un codazo y luego poniéndose de pie y extendiéndole la mano a Sai—. Sakura Haruno, mucho gusto.

 

—Hola, soy Sai…

 

Sasuke se puso de pie en ese momento y los ojos de Sai se posaron sobre él.

 

—¿Sasuke? Qué coincidencia.

 

Naruto miró el rostro de su amigo y notó inmediatamente que no parecía para nada feliz de ver a Sai. Aunque este le sonriera ampliamente al reconocerlo.

 

—¿Se conocen?

 

—Somos primos —le explicó Sai volviendo a fijar su atención en Naruto—. No sabía que tú lo conocieras.

 

—Somos amigos desde la universidad —le explicó Naruto naturalmente.

 

Sai lanzó un gran silbido al escuchar esto, luego se volvió a Sasuke.

 

—Es gracioso cómo resultan algunas cosas, ¿verdad?

 

Naruto y todos los demás notaron entonces cómo una de las venas en la frente de Sasuke comenzaba a palpitar peligrosamente al escuchar la declaración del pintor.

 

—Kiba —dijo el Uchiha de pronto sin siquiera mirar hacia el nombrado.

 

Kiba se puso de pie y se acercó hacia ellos desganadamente. Frotando su cabeza mientras decidía la mejor forma de proceder.

 

—Sí, sí. Todos, este es Sai, lo conocí por… fue a acompañar a un cliente en la veterinaria y eso. De todas formas. No tenía idea que fuera tu primo. Ni siquiera se apellida Uchiha. Es una coincidencia, ¿está bien?

 

Esto último era para calmar al miembro de ese clan, el cual no parecía para nada convencido.

 

Sin decir palabra, Sasuke tomó a Naruto del brazo y se lo llevó a un lado. Naruto apenas tuvo tiempo de indicarle a Sai que lo esperara antes de perderlo de vista junto con los demás.

 

—No —le dijo Sasuke una vez que estuvieran lejos de oídos curiosos.

 

—Vamos, Sasuke, ¿qué tiene si es tu primo o no? Honestamente nadie tenía idea.

 

—Naruto, no.

 

—¿Hay algo malo con él?, ¿hay algo de malo conmigo? —le preguntó Naruto comenzando a molestarse. Él nunca había tenido una opinión sobre las citas de Sasuke, y eso que algunas eran todo un caso.

 

—Sería raro… —le dijo Sasuke dejando de mirarlo y apartándose el cabello de la frente.

 

—Para ti —declaró Naruto antes de cruzarse de brazos.

 

Sasuke lo miró enfadado pero no le respondió nada. Naruto sabía que solo estaba luchando contra su egocentrismo habitual, ambos ya habían tenido problemas en su relación por eso mismo.

 

—No… no es bueno para ti —le dijo finalmente Sasuke derrotado.

 

Naruto lo examinó durante unos segundos antes de ponerse a reflexionar para sus adentros. Sabía que Sasuke estaría fastidiado todo el tiempo que anduviera con Sai, pero Naruto solo pensaba estar con él por unas dos semanas y luego hacer que todo volviera a la normalidad. Claro, no podía confesarle esto a Sasuke porque él estaba tan obstinado como los otros en que saliera con más frecuencia. Y, después de todo, Sai se le hacía el tipo más normal de todos con los que había sido arreglado hasta ahora. Arriesgarse a perderlo por alguien que no tenía idea si sería uno de los excéntricos con los que solían empatarlo se le hacía de lo más riesgoso. Por esa vez, Sasuke tendría que aguantárselo.

 

—Gracias, creo que puedo cuidarme solo —le respondió Naruto apartando a su amigo—. Ahora si me disculpas, creo que me están esperando… ah, y a ti también.

 

Cuando volvió a reaparecer vio a Sai riendo de algo con Kiba mientras bebía de una copa. Parecía muy a gusto entre todos, no veía qué podía decir Sasuke que tuviera de malo con él.

 

—¿Nos vamos? —le preguntó Naruto una vez que estuvo a su lado.

 

Este lo tomó de la mano y Naruto la volvió a sentir fría.

 

—Claro —le respondió acercándose hacia él. Luego se dirigió a los integrantes de la mesa—. Un gusto haberlos conocido.

 

El resto les devolvió la despedida y ambos se retiraron de la misma forma cómo habían entrado. La última mirada que Naruto tuvo fue para Sasuke que se cruzó con ellos uniéndose al otro grupo mientras ellos se retiraban.

 

Cuando estuvieron afuera, Sai soltó una carcajada que dejó a Naruto pensando si Sasuke no estaría en lo correcto, después de todo. Pero Sai enseguida se volvió hacia él.

 

—¿Conoces a Itachi, el hermano de Sasuke?

 

—Solo de nombre, nunca lo conocí —le respondió Naruto encogiéndose de hombros. Sasuke nunca les había presentado a nadie de su familia, no parecía estar muy entusiasmado con la idea de hacerlo tampoco.

 

—Bueno, era su gato.

 

Fue entonces que Naruto comenzó a reír y a entender por qué Sai era tan mal visto dentro de la seria y formal familia de los Uchiha.

 

-…-

 

Las dos semanas siguientes pasaron demasiado rápido para la impresión de Naruto. Se había visto con Sai diez veces en ese tiempo y Naruto no sentía ningún deseo de dejar al pintor como había pensado que sentiría ese tiempo atrás.

 

Se lo había contado a Jiraiya, él le había metido la idea en la cabeza después de todo, y el escritor se había reído y le había dicho que aprovechara la relación por cuanto durara.

 

—Solo se es joven una vez —le había dicho, usando una de esas frases hechas que solo viejos de su generación usaban ahora. Naruto era joven, ¿se suponía que tenía que entenderlas entonces?

 

—Pero a Sasuke le dará un ataque si sigo con su primo por más tiempo.

 

Jiraiya reflexionó esto por unos segundos, antes de encogerse de hombros y decir con enorme desfachatez.

 

—Él ya tuvo su turno arriba, le tiene que dejar a otros.

 

Naruto le respondió aventándole un libro en la cabeza. Todavía no había conversado ese pequeño detalle con Sai, no estaba seguro si debería hacerlo, después de todo ambos eran primos. Se preguntaba si le daría demasiada importancia, porque parecía que existía una competencia natural entre ambos que ninguno de los dos estaba propenso a reconocer.

 

Esa noche tenía una cita con el pintor. Lo iría a visitar a su estudio de pintura después del trabajo. Naruto había decidido comprar comida en el camino e invitarle la cena mientras conversaban. Sai ya se había quedado más de cinco veces en su departamento a final de cuentas, era hora que él se quedara en el suyo para variar.

 

El estudio no era nada fuera de lo ordinario. Amplio, grandes ventanas y mucha iluminación para trabajar de noche, que era cuando Sai se sentía más inspirado, le había explicado.

 

Sai lo saludó con un beso en la entrada y luego corrió a la cocina a lavarse las manos llenas de pintura. Naruto le mostró la bolsa con comida y Sai le gritó que él era su salvación. El rubio solo sonrió al escucharlo, más ocupado en examinar las pinturas del artista, que veía por primera vez.

 

Grandes lienzos estaban apilados unos tras otros en todas las paredes disponibles. El que ocupaba el espacio de trabajo era pequeño en comparación y Naruto reconoció su figura mientras lo examinaba. No estaba muy seguro, las líneas aún no estaban definidas pero claramente eran sus colores.

 

—Es un regalo —le dijo Sai mientras aparecía detrás de él y lo rodeaba con sus brazos—quería hacerlo más grande pero como es para que lo cuelgues en la pared de tu habitación…

 

El departamento de Naruto era demasiado pequeño para algo más grande, era lógico.

 

—Gracias —le respondió Naruto dándose vuelta y entregándole las bolsas con comida.

 

Sai le preguntó sobre su día en la oficina con Jiraiya mientras comían, por lo que Naruto se encontró perdido en la conversación y cada vez más reacio a cumplir su plan original y cortar la relación después de dos semanas. Sai era amable, a veces era demasiado extraño incluso para él, era cierto, pero no había maldad en sus acciones y Naruto creía que si no fueran amantes serían buenos amigos. Casi como con Sasuke.

 

Pero Sai y él sí eran amantes. Estaban saliendo juntos hacía dos semanas y parecían llevarse mejor cada día. Quizá debería hacerle caso a Jiraiya y aprovechar el tiempo que estuvieran juntos. Después de todo, tener a alguien con quien contar para pasar el rato mientras el resto de sus amigos estaba ocupado en sus propias relaciones tenía sus ventajas.

 

Además el sexo era un bono adicional. Naruto lo hacía bastante en la universidad. No tenía idea por qué había parado de hacerlo, pero ahora que volvía a ejercitarse con Sai no le parecía nada para despreciar.

 

No era algo tan ardiente como los encuentros que habían hecho leyenda entre el Uchiha y él en aquellos tiempos. Ni tampoco algo que lo hiciera enamorarse perdidamente de su pareja actual. Era simplemente que podía perderse en el instante y sostener a otro ser humano de la forma en la que él ansiaba ser sostenido.

 

—Hoy me llamó Sasuke —le dijo de repente Sai en medio de un bocado de comida.

 

Naruto no se esperaba esta mención y no entendía por qué lo sacaba a colación, así que le dio una respuesta de compromiso.

 

—Ya veo.

 

Sai comenzó a sonreír mientras se perdía en sus pensamientos un instante antes de volver a centrar toda su atención en Naruto. En momentos como ese el rubio recordaba todo lo raro que era el pintor a veces y se preguntaba a dónde huía su pensamiento cuando entraba en esos trances.

 

—Te lo comento porque me parece que quería hablar de ti y al final no me dijo nada.

 

Naruto se tensó inmediatamente al escuchar esto.

 

—¿De mí? ¿qué cosa?

 

Sai le acababa de dar un mordisco a su comida así que se tardó un poco en responder.

 

—No lo sé, al final no te mencionó para nada.

 

—Entonces, ¿cómo sabes que quería hablar de mí? —le preguntó Naruto volviendo a comer menos tenso, eran solo impresiones de Sai.

 

—Porque no me ha llamado por teléfono nunca en toda su vida. La única conclusión a la que puedo llegar es que lo ha hecho ahora porque estoy saliendo con uno de sus amigos cercanos.

 

Naruto lo pensó un momento y finalmente concluyó lo mismo que Sai. Además Sasuke lo había estado llamando con varias excusas a lo largo de la semana para preguntarle si iba a terminar con Sai en un tiempo cercano y para repetirle lo incómodo que lo ponía la situación y todo eso. Naruto había optado por ignorarlo y rehuirle toda la semana anterior.

 

Sai parecía esperar una respuesta y Naruto lanzó un suspiro al decidir que lo mejor sería andar sin secretos entre ambos. El primo de Sasuke podía aceptarlo como no, a Naruto le daba igual. Tal vez al final hasta terminarían en las dos semanas que él había planeado.

 

—La cosa con Sasuke es que mientras estudiábamos en la universidad…

 

Sai había dejado de comer y lo observaba con detenimiento, Naruto no sabía por qué había comenzado a ponerse nervioso.

 

—Salimos por un tiempo —continuó, notando cómo Sai levantaba una ceja en un gesto de incredulidad. Le recordó un poco a Sasuke al verlo—, terminábamos peleando la mayoría de las veces así que la relación no duró demasiado. Lo único bueno que sacamos al final fue nuestra amistad.

 

—Es extraño, Sasuke nunca lo mencionó…

 

Naruto sonrió para sí mismo, por la actitud de Sai iban por buen camino.

 

—Supongo que no lo mencionaría a los miembros de su familia…

 

Sai sonrió finalmente y se puso de pie.

 

—Tengo pintura por todos lados, me daré una ducha.

 

Naruto comenzó a recoger las sobras de su cena mientras le indicaba a Sai que lo había entendido, pero el pintor no lo dejó continuar en el piso por más tiempo.

 

—¿No quieres venir conmigo? —le dijo tomando el rostro de Naruto en su mano y levantando su quijada.

 

La respuesta del rubio fue sonreír ampliamente.

 

—Por supuesto.

 

-…-

 

Tres semanas más tarde, las cosas con Sai no podían ir más estables. Sasuke estaba completamente irritable y mucho más desde que Naruto le dijera que le había contado sobre su relación pasada a su primo. Su mejor amigo creía que no tenía ningún derecho a divulgar cosas de su vida privada así nada más. Pero Naruto lo cortó diciéndole que él había estado en esa relación también y que dejara de ser tan condenadamente egoísta.

 

Después de eso, las reuniones con los demás amigos habían sido tensas. Especialmente las veces que Sai acompañaba a Naruto a ellas, que eran muchas para la estimación de Sasuke. Sai parecía estarse riendo en su cara todo el tiempo y aunque lo único que Sasuke quería era torcerle el cuello, se contenía muy bien.

 

Por su parte, Naruto no parecía notar la incomodidad de Sasuke o si lo hacía no lo demostraba. Sakura incluso llegó a llamarlo aparte y decirle que tuviera cuidado. Había sido amigo de Sasuke por tanto tiempo, seguramente lo menos que quería era poner en peligro esa amistad. Naruto le aseguró que tendría más cuidado de ahí en adelante, más para tranquilizarla que por concordar con ella. Sasuke era tan egoísta a veces que Naruto deseaba que por una vez las cosas no salieran como él quería.

 

Sai, por otro lado, era genial. Sabía darle su espacio y sabía el momento en que debía llamarlo para encontrarse porque Naruto ansiaba verlo también. Además era muy delicado con cada cosa que hacía por el rubio. Aún no terminaba el cuadro que estaba haciendo de él pero le había prometido que se lo daría en unos días más.

 

Naruto se preguntaba si se daba cuenta que esa fecha era un mes exacto desde que se habían conocido. Sai no se lo había mencionado para nada, así que el rubio tampoco decía nada.

 

Ese día, Naruto le había pedido permiso a Jiraiya para retirarse temprano. Iban a cenar en el estudio de Sai y al día siguiente Naruto no tenía que ir a trabajar por lo que aprovecharía para pasar la noche. El viejo escritor le había dicho que lo mejor sería que aprovechara su juventud y Naruto lo había tomado como un sí.

 

Cuando finalmente estuvo frente a la puerta del pintor se disponía a tocarla cuando escuchó ruidos dentro. Se escuchaban dos voces que hablaban muy fuerte en el interior y Naruto reconoció una como la de Sai. Era la primera vez que lo escuchaba elevar la voz en todo ese tiempo, así que se quedó perdido sobre si tocar y hacerse notar, o retirarse y volver cuando Sai se encontrara solo.

 

Justo en ese momento, sin embargo, la puerta se abrió y un hombre alto y de cabello oscuro largo se presentó frente a él. Su mirada penetrante puso muy nervioso a Naruto antes que escuchara su voz.

 

—¿Buscabas a alguien?

 

—Yo…

 

Sai se asomó por la espalda del desconocido y en cuanto vio a Naruto, lo apartó sin ninguna delicadeza y luego le dio un beso en los labios mientras ponía ambas manos en su rostro para sostenerlo.

 

—Llegas justo a tiempo. Itachi ya se retiraba —le dijo Sai sonriéndole a su primo sin mostrar mayor emoción.

 

Naruto se quedó mirando fijamente al hombre que tenía al frente entonces. Era el hermano de Sasuke. Después de un duro examen, finalmente pudo notar algo de familiaridad entre ellos.

 

—¿Quién es este? —le preguntó Itachi a Sai sin siquiera dirigirse a Naruto. El rubio apretó fuertemente los puños ante este desplante.

 

—Lo siento, este es Naruto Uzumaki —le dijo Sai sonriendo por los dos—. Es uno de los mejores amigos de Sasuke, ¿sabías?

 

Itachi y Naruto abrieron desmesuradamente los ojos al escuchar esto. Naruto porque Sasuke lo asesinaría cuando se enterara que su hermano lo conocía en tales circunstancias. Itachi porque se daba cuenta que Naruto era “esa” persona.

 

—¡¿Qué demonios haces tú saliendo con él?! —le gritó perdiendo completamente la compostura neutral que hasta hacía un momento portaba.

 

Sai solo se rió y condujo a Naruto al interior de su estudio.

 

—Es una larga historia. Conversaremos de esto luego —le dijo mientras le cerraba la puerta en la cara. Luego se dirigió hacia Naruto con total normalidad, como si estuviera acostumbrado a cerrar la puerta en las narices de cualquier Uchiha ordinariamente—. ¿Tienes hambre? Espero que la cena no se haya enfriado.

 

—¿Por qué le dijiste eso al hermano de Sasuke? —le reclamó inmediatamente Naruto— ¡Sabes que él no quiere que conozcamos a su familia!

 

Sai se encogió de hombros, sin mostrar mayor remordimiento.

 

—Eso es una gran tontería —y luego agregó cambiando completamente de expresión—. Terminé el cuadro. Está al lado de la ventana.

 

Naruto se dirigió hacia el lugar indicado después de esperar en vano que Sai se mostrara un poco arrepentido. El cuadro estaba listo, era cierto. Pero a Naruto no le parecía que se asemejara demasiado a él. Se veía más…

 

—¿Qué te parece? —le preguntó Sai apareciendo un momento después detrás de él.

 

—No lo sé. ¿Soy yo?

 

Sai se rió.

 

—Claro que lo eres. Al menos como te veo yo.

 

Ante esto, Naruto se volteó a ver al pintor.

 

—¿Tengo un rostro tan delicado? —le preguntó después de un rato.

 

Sai lo tomó otra vez de los lados de su cara y lo acercó hacía sí.

 

—El mejor de todos —le dijo mientras lo besaba.

 

Naruto no le dijo nada, pero se sonrojó un poco. Sai lo guió entonces a la cena que había preparado para ellos, servida en la mesa que ya tenía puesta en la cocina.

 

—¿Dónde compraste todo esto? —le preguntó Naruto mientras se servía un poco de la comida a su alrededor.

 

—Lo mandé preparar —le respondió Sai mientras cogía un bocado con su tenedor y lo metía en su boca—. Estaba un poco aburrido de la comida japonesa y quise comer algo de Francia pero… —en ese momento se metió otro bocado a la boca— no lo saben preparar aquí.

 

Naruto sonrió de lado.

 

—Me imagino que no —le dijo probando el mismo bocado y encontrándolo apetitoso—. ¿Has estado en Francia?

 

Sai asintió.

 

—Francia, Inglaterra, Alemania, España, Estados Unidos, Canadá, Singapur, Hong Kong… —le comenzó a enumerar el pintor. Naruto se daba cuenta que no fanfarroneaba.

 

—Suenas como si no hubieras querido ir a ninguno de esos lugares.

 

—Las primeras veces sí. Eran geniales —le dijo Sai tratando de buscarle una explicación a su desgano—. Pero ya para la tercera vez era algo monótono. A excepción de Estados Unidos y a veces Canadá. Ah, todavía me falta visitar México. Por alguna razón extraña nunca bajó de Los Ángeles…

 

Naruto se quedó en silencio reflexionando su respuesta.

 

—Sin embargo extrañas la comida.

 

—Sí… —admitió Sai finalmente.

 

Cuando terminaron de comer, el pintor lo llevó inmediatamente a su habitación. A Naruto no le importaba demasiado pasar las horas así con su novio, era algo a lo que estaba acostumbrándose desde que salía con él.

 

Pero una vez que estuvieron recostados uno al lado del otro y cansados de sus actividades previas, Sai pareció tensarse por algo y Naruto comenzó a preocuparse si no tendría que ver con la visita del hermano de Sasuke.

 

—Al final nunca me dijiste para qué había venido Itachi a verte. Pensé que nunca te veías con los Uchiha.

 

Sai se volvió a verlo y, por un momento, Naruto lo encontró extraño.

 

—Sasuke es muy reservado así que casi no tengo trato con él. Pero Itachi es más llevadero —le explicó Sai mientras seguía con sus ojos clavados en él—. Vino a preguntarme si me iría después de todo.

 

Naruto se incorporó sobre un codo al escuchar esto.

 

—¿Irte? ¿A dónde?

 

Sai parecía muy tranquilo mientras le respondía.

 

—Mi residencia está en Estados Unidos. Todos mis contactos de trabajo están ahí.

 

Era la primera vez que Naruto escuchaba sobre eso. Tuvo los ojos muy abiertos al enterarse, como si no lo pudiera creer.

 

—¿Te irás? —le preguntó con un hilo de voz.

 

Sai se incorporó unos centímetros y apoyó su espalda en la cabecera de la cama.

 

—Lo he estado pensando hace unas semanas. Por eso quería terminar tu cuadro antes de irme.

 

Naruto dejó de mirarlo a este punto. Tratando de controlar sus manos que parecían no querer soltar las sábanas que cubrían su cintura. Sai jamás le había dado ninguna indicación o seña al respecto. Pero Naruto reflexionaba ahora que él nunca le había preguntado por sus planes tampoco.

 

—Hay algo que no te he dicho.

 

La voz de Sai hizo que Naruto volviera sus ojos hacia el pintor de repente. Sai miraba firmemente al frente, como si no se diera cuenta que Naruto estaba sentado a unos centímetros suyo. Completamente ajeno a su presencia ahora.

 

—Llevo saliendo con un hombre en Las Vegas más de tres años —Naruto abrió enormemente los ojos ante esto. Sai pareció sacado de sus reflexiones por algo y se volvió a Naruto una vez más, una sonrisa vacía en su rostro—. Oh, su familia es muy quisquillosa al respecto, por eso nadie en Japón lo sabe. Ni siquiera Itachi y mucho menos Sasuke. No te ha estado ocultando nada.

 

—Pero… —se le escapó a Naruto antes de poder contenerse y cuando se dio cuenta se cubrió la boca con ambas manos. ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Comenzar a pedirle explicaciones como si fuera una mujer engañada?

 

—Es por eso que prefiero vivir allá. Aunque de vez en cuando regrese a Japón a visitar a mi familia y dedicarme a pintar —le siguió explicando Sai, como si no notara la conmoción de Naruto—. Él no se molesta cuando salgo con otras personas, así que no te preocupes.

 

Naruto se puso de pie entonces. Cogió sus cosas y salió de la habitación. Se terminó de vestir de camino a la puerta y una vez fuera emprendió la carrera hacia la calle. Todavía demasiado conmocionado para entender o empezar a reflexionar sobre qué es lo que había pasado entre ellos todo ese tiempo.

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